Y aunque el ciclo se inicia oficialmente en marzo, El Limonero ha venido ofreciendo durante los últimos años buenos shows durante el verano. En enero del 2008 se hizo la gala de tango, ocasión que sirvió de lanzamiento de los seminarios intensivos para aprender a bailar al ritmo del 2x4 y esta vez, febrero del 2009, brindó un prometedor arranque con el recital de Amarilis Díaz del pasado sábado 21.
La versatilidad y profesionalidad de esta cantante mercedina consiguió que el público se olvidara del frío y la tormenta que se estaba desatando afuera. No hubo corsos, pero la gente respondió, se enganchó con esta propuesta y se acercó a El Limonero para compartir una noche en que hubo música y baile que se extendió hasta las cinco de la mañana.
Luego de ser presentada por Héctor Deluca (quien calificó a la cantante como dueña de una de las más hermosas voces de nuestra ciudad), Amarilis ofreció canciones de un repertorio que se caracterizó por no cerrarse a un estilo de música definido. Hubo si, varias canciones de rock nacional (desde León Gieco, pasando por Fito Páez, Virus y muchos otros), no faltó el blues (Georgia in my mind), ni referencias al rock alternativo (High and dry, de Radiohead), o a temas pop super conocidos (Let´s stay together, que hiciera famoso Tina Turner), algo de repertorio brasileño, etc.
Hubo invitados, el primero en sumarse fue Rodrigo Heredia (cantante y guitarrista de Seisluces), luego (Joaquin Romero de Terrapin y Santiago Suárez, actual bajista de Seisluces) y para el cierre un set de músicos que aportaron cuerdas y percusión para un final bien arriba.
El público cantó y premió a los intérpretes con su aplauso (incluso alguno se animó a bailar en el escenario durante el segmento de samba). Fue una lástima que no se pudiera disfrutar de la comodidad del patio, uno de los espacios más hermosos de El Limonero, aunque lo importante sin dudas fue que con lluvia, frío e incluso alguna gotera, el show se desarrolló a sala llena (el público abarcó todas las edades, algo que no suele verse a menudo en Mercedes).
Finalizado el show, y cuando una buena parte del público había abandonado la sala para volver a casa o tomar una cerveza en los otros salones de El Limonero, el espacio se convirtió en un suerte de discoteca en la que se pudo escuchar y bailar temas de los 70 y los 80. Música copada para una celebración de carnaval que le hizo burla al mal tiempo y a la chatura que suele tenernos acostumbrados las noches del fin de semana mercedino.
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